lunes, 28 de noviembre de 2011



EL FIN
"¡No me lleves!  ¡No ahora!"- rogó, casi gritando a viva voz, el anciano a la huesuda que se había hecho presente. "¡Tengo mucho por hacer!" Por debajo de su capucha, se pudo escuchar una irónica risita soltada por la muerte. "Tuviste años para hacerlo..."- le respondió- "...ya es hora". Y en un abrir y cerrar de ojos el viejo se vio desde arriba, flotando su espíritu, su cuerpo inánime tendido allá abajo. Nada quedaba por hacer, pues sus años, su tiempo, lo mucho que le quedaba pendiente, sus "mañana lo hago", sus "algún día", las visitas postergadas, sus sueños por cumplir, habían llegado a su fin: se habían acabado para siempre.

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