domingo, 28 de abril de 2013

No hay nadie...

En mis días de pensamientos suicidas, no hay nadie más que yo y mis pensamientos negros, pensamientos sin esperanzas, vacíos pero llenos de oscuridad.
No quiero vivir más así. Pero tampoco encuentro el valor para hacerlo: para ponerle fin a mi vida.
No sirvo para estar ni aquí, ni allá. No sé de dónde soy ni adónde pertenezco. No siento la luz, sólo mucho dolor.
En mis días de pensamientos suicidas, no hay nadie que entienda. Todos juzgan y critican pero nadie salva ni repara en la pena.
En mis días de pensamientos suicidas, tengo que sufrirlos apretando una almohada, como a punto de parir el alma que se niega a salir  y me desplomo en llantos y debo comprender que solamente yo y nadie más que yo, deberá pasar por eso de la manera más cruel, luchar con la soledad que me abate noche y día y que me sigue a todos lados sin cesar.
No es mi hora... o es cuestión de tiempo...

Extraño...

Extraño lo que nunca fue, las palabras de amor que nunca me dijeron, las miradas de amor que nunca me dieron, esas que te hacen estremecer con sólo verle las pupilas al otro.
Extraño la seguridad que nunca me hicieron sentir, extraño los besos de amor que nunca me dieron, sentirme bienvenida al ser recibida con un abrazo que nunca recibí.
Extraño el camino por el que venía, me perdí, y ahora no sé adónde estoy ni hacia dónde voy. 
Extraño imaginar y esperar lo que nunca llegó, extraño las esperanzas que conservaba a pesar de todo, creo que se fueron volando por la ventana...
Extraño mis sueños, no sé adónde fueron... Extraño pensar que todo se podía, extraño ser lo que nunca fui, pero más extraño lo que nunca fue.